Adjuntamos integramente la Conferencia de Francisco José Pérez-Schmid Fernández, cronista de Aldeaquemada, del pasado 23 de Octubre de 2010 , con motivo del Encuentro Comarcal. Esperemos sea de su agrado.
Resumen: NAVAS DE TOLOSA Y BAILEN, GRANDES BATALLAS DE LA CAMPIÑA NORTE DE JAÉN
Francisco José Pérez-Schmid Fernández
Cronista Oficial de la Colonia de Aldeaquemada
II Encuentro Investigadores/as de la Campiña Norte de Jaén
Lopera, 23 de octubre de 2010.
"Nuestras tierras han visto pasar infinidad de pueblos, hombres y mujeres que han habitado en ella o que la han transitado, dejando multitud de particularidades que nos hacen ser participes de una gran herencia común, aunque llena de contrastes. En la actual provincia de Jaén se han producido tres de las batallas más importantes que han tenido lugar en la Península Ibérica: La Batalla de Baécula (208 a.n.e.), la Batalla de las Navas de Tolosa (16/07/1212) y la Batalla de Bailen (19/07/1808). En lo que se refiere a esta ponencia, trataré de profundizar en solo dos de las batallas y su relación con la Campiña Norte. En primer lugar, la batalla de las Navas de Tolosa, que dentro de dos años cumplirá su VIII centenario y cuyas consecuencias posibilitaron al cabo de los años la conquista de la Campiña Norte de Jaén. Y en segundo lugar, la Batalla de Bailen, de la que hace solo dos años se cumplieron su 200 aniversario y fue una batalla que cohesionó a nuestra comarca.
Aunque Alfonso VII, el Emperador, ya realizó conquistas en la Campiña Norte de Jaén, tendremos que esperar a Alfonso VIII el de las Navas y a Fernando III el Santo, para que las conquistas castellanas se consolidasen en el tiempo. La Batalla de las Navas de Tolosa puso el fin al predominio musulmán en la península ibérica. Su antecedente más próximo fue la Batalla de Alarcos (1195), que terminó con victoria almohade. Pese a la victoria musulmana, la paz no terminaba de consolidarse y pronto el rey castellano preparó la revancha. La llamada a la guerra se convirtió en cruzada gracias al Papa Inocencio III, que temía que la península ibérica cayera también bajo dominio musulmán debido a las luchas entre los reinos cristianos. Pese a todo, al rey castellano se le unieron los reyes de Aragón y Navarra, y numerosos caballeros ultramontanos, que abandonaron la empresa después de la toma de Calatrava (la Vieja).
El objetivo de Alfonso VIII era desplazar la frontera por detrás de Sierra Morena, para facilitar las conquistas futuras. Cuando los cruzados llegaron a la entrada principal de Sierra Morena, el califa almohade tenía bien defendido el Paso de la Losa. El rey cristiano consciente de su desventaja y aprendiendo de la derrota de Alarcos, encontró (ayudado según la leyenda por un pastor de la comarca, Martín Halaja para unos o San Isidro Labrador para otros) un antiguo sendero por el que pudo pasar sin comprometer la seguridad de su mesnadas y poner su ejército en posición de batalla frente a la hueste almohade en un lugar nombrado actualmente como la Mesa del Rey. Este paso, fue conocido a partir de ese momento como Puerto del Rey, y se convirtió en el camino principal de entrada a Sierra Morena hasta finales del siglo XVIII, cuando se construyó el nuevo camino de Despeñaperros. El lunes 16 de julio de 1212, tuvo lugar la batalla campal en unos llanos conocidos desde antiguo como Navas de Tolosa, entre las actuales Miranda del Rey y Santa Elena. De ahí, el nombre de la batalla, aunque en un principio también se conoció como batalla de Úbeda.
La victoria se decantó del lado cristiano, persiguiendo estos a los musulmanes en retirada hasta prácticamente el castillo de Tolosa. Después de esperar tres días, y con la moral alta, el ejército cruzado se puso otra vez en marcha, dispuestos a tomar algunos de los castillos y posiciones principales de la Campiña Norte. Tomaron el Castillo de Tolosa, de Baños y de Vilches, mientras que el núcleo principal del ejército se dispuso hacia Baeza y Úbeda, el gran botín de la batalla. Tomadas estas dos ciudades, y siendo consciente el rey Alfonso VIII de la imposibilidad de mantener estas dos plazas fuertes, las tropas victoriosas se retiraron abandonando Úbeda y Baeza, pero dejando reforzadas las posiciones de Castro Ferral, Tolosa, Baños y Vilches, donde quedó establecida la nueva frontera entre cristianos y musulmanes.
La sorpresa llegó en 1214, con el fallecimiento del rey Alfonso VIII. Tras pasar la corona por su hijo, Enrique I de Castilla y su hermana, Berenguela. La nueva reina abdicó en 1217 en su hijo Fernando III, que proporcionó a Castilla la estabilidad que necesitaba y que fue aprovechada para mejorar las fortificaciones en la frontera hasta aproximadamente 1224, en que el joven rey, siguiendo los planes de Alfonso VII, continuó con la conquista de al-Ándalus. Fernando III, era consciente de que la victoria de las Navas de Tolosa le había abierto la puerta de Andalucía, de ahí que fuera el principal impulsor de la construcción de la Ermita de la Santa Cruz (debajo de la actual iglesia de Santa Elena), donde se rendiría tributo a la Cruz del Arzobispo Ximénez de Rada entre otros trofeos de la Batalla, y honor a los caídos en ella. El rey Santo, será el principal protagonista de la conquista de la mayoría de las tierras que ocupan la actual Campiña Norte de Jaén entre 1225 y 1245, relacionadas fundamentalmente con la alianza establecida con el rey de Baeza, al-Bayyāsī, que entregó al rey castellano los castillos de Andújar y Martos en 1225, y la campaña de Arjona entre 1230 y 1244.
Poco a poco, gracias a su poder militar y a las alianzas que estableció consiguió aumentar su reino con ciudades, villas, castillos y aldeas. Los cristianos fueron avanzando y consolidando sus nuevas posiciones, se construyen nuevas fortificaciones en zonas fronterizas, entorno a los caminos y en áreas próximas a los grandes núcleos de población. La mayoría de las poblaciones que pertenecen en la actualidad a la Campiña Norte o los terrenos donde se sitúan fueron conquistadas durante esa época.
Si la Batalla de las Navas de Tolosa fue la llave de entrada de la conquista cristiana sobre la Campiña Norte, la Batalla de Bailen, significó la unión de sus pueblos y ciudades frente a un enemigo común, el Ejército Imperial de Napoleón. El general Murat, ocupó Madrid en marzo de 1808 y convenció a Carlos IV y al príncipe Fernando para que se entrevistaran con Napoleón en Bayona, abdicando estos en el Emperador. Pese a este gesto de Carlos IV y su hijo, el pueblo desconfió. Napoleón, era consciente de que debía proteger la flota francesa que estaba anclada en Cádiz. Para ello, envió al experimentado General Dupont al mando del 2º Cuerpo de Observación de la Gironda con los objetivos de protección de dicha flotilla, conseguir el control del puerto de Cádiz, el control militar de Andalucía y del Camino Real, de Madrid a Cádiz, como una de las salidas naturales al atlántico.
Hasta Despeñaperros, Dupont y sus oficiales no encontraron indicios evidentes de peligro, pues la población los miraba más bien con indiferencia. La confianza fue creciendo en el general francés. La entrada en Andalucía, y por lo tanto en la Campiña Norte de Jaén, del grueso principal del ejército del General Dupont se produjo durante los días 29, 30 y 31 de mayo y 1, 2 y 3 de junio de 1808 que entraron en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Los habitantes de los pueblos habían sido avisados por la Junta de Regencia del Reino para que recibiesen bien a los franceses. Dupont y sus fuerzas adelantadas prosiguieron con su marcha hacia Cádiz, pasando durante los días siguientes por Bailen y Andújar, en dirección hacia Córdoba. Acantonado en Andújar, se enteró de que el general Echavarri, le esperaba para cortarle el paso en el Puente de Alcolea, donde se enfrento a él, con victoria francesa. Esto fue la “excusa” para que los soldados franceses iniciaran un saqueo en Córdoba, que solo terminó cuando el Cabildo Catedralicio pidió a Dupont su fin. El general dio descanso a su tropa en Córdoba, pero al tener las comunicaciones cortadas con Madrid, no tenía claras sus opciones. Las noticias recibidas le indicaban que el general Castaños dispondría en breve de un gran ejército en Sevilla. Dupont, ante el acuerdo hispano-británico, y el aislamiento de comunicaciones, decidió replegarse a Andújar, buscando la proximidad de Despeñaperros.
En lo que al corte de las comunicaciones en Despeñaperros, entre el día 4 al 26 de junio, los habitantes de la comarca interceptaron los pliegos y mensajes que se intercambiaban Dupont y Madrid, creando una situación de confusión en el general que lo desconcertaba hasta que el 26 de junio, los franceses expulsaron a los vecinos del paso de Despeñaperros. Con Andújar prácticamente abandonada, y como ella prácticamente la totalidad de los pueblos de la Campiña Norte, a Dupont le fue muy difícil conseguir víveres, realizando saqueos en los pueblos y ciudades de la comarca. El general francés, que tenía presente un inevitable enfrentamiento con Castaños, dispuso que las tropas de Vedel protegieran su retaguardia, desde Despeñaperros a Bailen.
El general Castaños elaboró el llamado “Plan de Porcuna”, que al final sufrió grandes variaciones transformándose en otro plan distinto debido al rumbo de los acontecimientos y comenzó a situar sus tropas frente a Andújar. A partir de ese momento la Campiña Norte se convirtió en un gran tablero de ajedrez, donde los movimientos de los ejércitos tuvieron como principal característica la desinformación, sobre todo en lo referido a las tropas francesas. Los enfrentamientos previos tuvieron lugar en Villanueva de la Reina y Mengibar. Los franceses, que no conocían bien el número de tropas españolas creyeron, gracias a las informaciones falsas entre otros motivos, que el objetivo principal de los españoles era tomar Despeñaperros. Y por ese motivo Vedel abandonó Bailen y se dirigió a La Carolina.
Dopunt, poco a poco fue siendo consciente de que se encontraba desprotegido por su retaguardia, al estar Bailen desguarnecido y gran cantidad de fuerzas enemigas en Villanueva de la Reina y Mengibar. Por este motivo, abandonó Andújar y se dirigió a Bailen de noche. Castaños, después de conocer la acción de Mengibar, ordenó a Reding y Coupigny que tomaran Bailen a toda costa. La sorpresa se la llevó Reding, cuando descubrió la población desguarnecida. Los franceses se habían marchado a Despeñaperros. Reding situó sus fuerzas a ambos lados del camino de Bailen a Andújar, con la intención de atacar a Dupont al amanecer en Andújar. Situó una guardia avanzada en el Ventorrillo del Rumblar y a batallones en la retaguardia, por si volvía Vedel desde La Carolina. En la madrugada del 19 de julio, la avanzadilla francesa se dio de lleno con la vanguardia española. En la noche, el ruido de la escaramuza llegó hasta el campamento español, y Reding, después de enviar a Vanegas para contener a los franceses, dio órdenes a sus oficiales y distribuyó sus fuerzas: Vanegas por el ala derecha, Reding en el centro y Coupigny en el ala izquierda. Los españoles esperaron a los franceses en una buena posición, las continuas cargas francesas se estrellaban una y otra vez contra las líneas españolas, y particularmente contra la artillería, pieza clave en esta batalla. Dupont, herido y con grandes bajas pidió el fin de las hostilidades. Las Capitulaciones serían negociadas por Castaños.
Mientras tanto Vedel, se había personado en La Carolina buscando al ejército que no encontró. Emprendiendo el regreso hacia Bailen, previo descanso en La Carolina. A su llegada a Guarromán, el fragor de la batalla y los cañonazos se escuchaban por todas partes. Después de que finalizara el ruido, plantó batalla a la retaguardia española, pero pronto fue informado de la rendición de su superior. Vedel se negaba a entrar con su contingente y el de Dufour en las Capitulaciones, pero al final se vio obligado debido a que Dopunt y sus hombres se encontraban entre Reding y Castaños, sin posibilidades de escapatoria.
Aunque la Batalla de Bailen, supuso una gran gesta para la Junta Suprema y las armas españolas, también fue una victoria para el pueblo y en concreto de los habitantes de la Campiña Norte capitaneados por la villa de Bailen. Que fueron los grandes héroes de la batalla. La lucha de guerrillas en Despeñaperros, las informaciones al ejército español sobre el enemigo, las falsas informaciones que hacían llegar a los franceses, la interceptación de postas, el avituallamiento de las tropas españolas o su enrolamiento en los batallones como soldados o guías expertos fueron indispensables para que la batalla se decantara al lado español.
Para finalizar, me voy a referir a que durante este año 2010 se han cumplido el doscientos aniversario del regreso de los Ejércitos Imperiales a Andalucía. Una vez que los franceses, consiguieron un cierto control de la península, intentaron establecer una serie de medidas para cambiar la administración territorial. Como antecedentes, tenemos la que se realizó al amparo de la Constitución de Bayona el 7 de julio de 1808. Esta primera reforma no fue más que un mero proyecto pues la victoria de Bailen y la posterior huida del rey francés evitó que prosperara. En 1810, con la nueva llegada al poder de los franceses se realizaron varias reformas territoriales, configurándose una división en prefecturas, subprefecturas y municipalidades. En esta subdivisión, se establece como una de las capitales de Prefectura a Jaén, que quedaba a su vez dividida en tres subprefecturas: Jaén, La Carolina y Úbeda. Desde la nueva llegada de los franceses, la importancia estratégica de nuestra comarca fue indiscutible, además de una importancia claramente psicológica después de la derrota de Bailen. Por ese motivo, tres de las seis comandancias militares de la provincia de Jaén, se establecieron en ciudades de la Campiña Norte: Andújar, Bailen y La Carolina. Esta división atendía básicamente a la necesidad de control militar de las tropas de ocupación, que aunque controlaban la provincia todavía tenían serios problemas para su pacificación. Las comandancias parecen ser el origen de la división en gobiernos particulares y distritos realizada durante 1810. La provincia de Jaén se dividió en tres gobiernos particulares (Jaén, Andújar y La Carolina) y dos distritos (Úbeda y Jódar). El Gobierno Militar de Andújar y La Carolina, se unificó en la misma persona, el general Blondeau, buscando un mayor control de esta zona de vital importancia estratégica. Esta división, atendería a un tratamiento del territorio más racional, desde el punto de vista militar, ya que valoraría la cercanía de las municipalidades a sus cabezas de gobierno o distrito. Así, dentro del gobierno de Jaén estaban: Torredonjimeno, Villardompardo y Fuerte del Rey entre otras. En el gobierno de Andújar: Porcuna, Lopera, Arjona, Arjonilla, Marmolejo, Villanueva de la Reina, Cazalilla, Espeluy, La Higuera, Mengibar, Higuera de Calatrava, Escañuela y Santiago de Calatrava entre otras y por último el gobierno de La Carolina con Bailen, Baños de la Encina, Jabalquinto, Aldeaquemada, Carboneros, Guarromán y Santa Elena entre otras.
La sorpresa llegó meses más tarde, cuando las victorias españolas y aliadas consiguieron desbancar definitivamente al ocupante francés, y la Constitución de Cádiz impulso nuevos aires en España".
Francisco José Pérez-Schmid Fernández
Cronista Oficial de la Colonia de Aldeaquemada
II Encuentro Investigadores/as de la Campiña Norte de Jaén
Lopera, 23 de octubre de 2010.
"Nuestras tierras han visto pasar infinidad de pueblos, hombres y mujeres que han habitado en ella o que la han transitado, dejando multitud de particularidades que nos hacen ser participes de una gran herencia común, aunque llena de contrastes. En la actual provincia de Jaén se han producido tres de las batallas más importantes que han tenido lugar en la Península Ibérica: La Batalla de Baécula (208 a.n.e.), la Batalla de las Navas de Tolosa (16/07/1212) y la Batalla de Bailen (19/07/1808). En lo que se refiere a esta ponencia, trataré de profundizar en solo dos de las batallas y su relación con la Campiña Norte. En primer lugar, la batalla de las Navas de Tolosa, que dentro de dos años cumplirá su VIII centenario y cuyas consecuencias posibilitaron al cabo de los años la conquista de la Campiña Norte de Jaén. Y en segundo lugar, la Batalla de Bailen, de la que hace solo dos años se cumplieron su 200 aniversario y fue una batalla que cohesionó a nuestra comarca.
Aunque Alfonso VII, el Emperador, ya realizó conquistas en la Campiña Norte de Jaén, tendremos que esperar a Alfonso VIII el de las Navas y a Fernando III el Santo, para que las conquistas castellanas se consolidasen en el tiempo. La Batalla de las Navas de Tolosa puso el fin al predominio musulmán en la península ibérica. Su antecedente más próximo fue la Batalla de Alarcos (1195), que terminó con victoria almohade. Pese a la victoria musulmana, la paz no terminaba de consolidarse y pronto el rey castellano preparó la revancha. La llamada a la guerra se convirtió en cruzada gracias al Papa Inocencio III, que temía que la península ibérica cayera también bajo dominio musulmán debido a las luchas entre los reinos cristianos. Pese a todo, al rey castellano se le unieron los reyes de Aragón y Navarra, y numerosos caballeros ultramontanos, que abandonaron la empresa después de la toma de Calatrava (la Vieja).
El objetivo de Alfonso VIII era desplazar la frontera por detrás de Sierra Morena, para facilitar las conquistas futuras. Cuando los cruzados llegaron a la entrada principal de Sierra Morena, el califa almohade tenía bien defendido el Paso de la Losa. El rey cristiano consciente de su desventaja y aprendiendo de la derrota de Alarcos, encontró (ayudado según la leyenda por un pastor de la comarca, Martín Halaja para unos o San Isidro Labrador para otros) un antiguo sendero por el que pudo pasar sin comprometer la seguridad de su mesnadas y poner su ejército en posición de batalla frente a la hueste almohade en un lugar nombrado actualmente como la Mesa del Rey. Este paso, fue conocido a partir de ese momento como Puerto del Rey, y se convirtió en el camino principal de entrada a Sierra Morena hasta finales del siglo XVIII, cuando se construyó el nuevo camino de Despeñaperros. El lunes 16 de julio de 1212, tuvo lugar la batalla campal en unos llanos conocidos desde antiguo como Navas de Tolosa, entre las actuales Miranda del Rey y Santa Elena. De ahí, el nombre de la batalla, aunque en un principio también se conoció como batalla de Úbeda.
La victoria se decantó del lado cristiano, persiguiendo estos a los musulmanes en retirada hasta prácticamente el castillo de Tolosa. Después de esperar tres días, y con la moral alta, el ejército cruzado se puso otra vez en marcha, dispuestos a tomar algunos de los castillos y posiciones principales de la Campiña Norte. Tomaron el Castillo de Tolosa, de Baños y de Vilches, mientras que el núcleo principal del ejército se dispuso hacia Baeza y Úbeda, el gran botín de la batalla. Tomadas estas dos ciudades, y siendo consciente el rey Alfonso VIII de la imposibilidad de mantener estas dos plazas fuertes, las tropas victoriosas se retiraron abandonando Úbeda y Baeza, pero dejando reforzadas las posiciones de Castro Ferral, Tolosa, Baños y Vilches, donde quedó establecida la nueva frontera entre cristianos y musulmanes.
La sorpresa llegó en 1214, con el fallecimiento del rey Alfonso VIII. Tras pasar la corona por su hijo, Enrique I de Castilla y su hermana, Berenguela. La nueva reina abdicó en 1217 en su hijo Fernando III, que proporcionó a Castilla la estabilidad que necesitaba y que fue aprovechada para mejorar las fortificaciones en la frontera hasta aproximadamente 1224, en que el joven rey, siguiendo los planes de Alfonso VII, continuó con la conquista de al-Ándalus. Fernando III, era consciente de que la victoria de las Navas de Tolosa le había abierto la puerta de Andalucía, de ahí que fuera el principal impulsor de la construcción de la Ermita de la Santa Cruz (debajo de la actual iglesia de Santa Elena), donde se rendiría tributo a la Cruz del Arzobispo Ximénez de Rada entre otros trofeos de la Batalla, y honor a los caídos en ella. El rey Santo, será el principal protagonista de la conquista de la mayoría de las tierras que ocupan la actual Campiña Norte de Jaén entre 1225 y 1245, relacionadas fundamentalmente con la alianza establecida con el rey de Baeza, al-Bayyāsī, que entregó al rey castellano los castillos de Andújar y Martos en 1225, y la campaña de Arjona entre 1230 y 1244.
Poco a poco, gracias a su poder militar y a las alianzas que estableció consiguió aumentar su reino con ciudades, villas, castillos y aldeas. Los cristianos fueron avanzando y consolidando sus nuevas posiciones, se construyen nuevas fortificaciones en zonas fronterizas, entorno a los caminos y en áreas próximas a los grandes núcleos de población. La mayoría de las poblaciones que pertenecen en la actualidad a la Campiña Norte o los terrenos donde se sitúan fueron conquistadas durante esa época.
Si la Batalla de las Navas de Tolosa fue la llave de entrada de la conquista cristiana sobre la Campiña Norte, la Batalla de Bailen, significó la unión de sus pueblos y ciudades frente a un enemigo común, el Ejército Imperial de Napoleón. El general Murat, ocupó Madrid en marzo de 1808 y convenció a Carlos IV y al príncipe Fernando para que se entrevistaran con Napoleón en Bayona, abdicando estos en el Emperador. Pese a este gesto de Carlos IV y su hijo, el pueblo desconfió. Napoleón, era consciente de que debía proteger la flota francesa que estaba anclada en Cádiz. Para ello, envió al experimentado General Dupont al mando del 2º Cuerpo de Observación de la Gironda con los objetivos de protección de dicha flotilla, conseguir el control del puerto de Cádiz, el control militar de Andalucía y del Camino Real, de Madrid a Cádiz, como una de las salidas naturales al atlántico.
Hasta Despeñaperros, Dupont y sus oficiales no encontraron indicios evidentes de peligro, pues la población los miraba más bien con indiferencia. La confianza fue creciendo en el general francés. La entrada en Andalucía, y por lo tanto en la Campiña Norte de Jaén, del grueso principal del ejército del General Dupont se produjo durante los días 29, 30 y 31 de mayo y 1, 2 y 3 de junio de 1808 que entraron en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Los habitantes de los pueblos habían sido avisados por la Junta de Regencia del Reino para que recibiesen bien a los franceses. Dupont y sus fuerzas adelantadas prosiguieron con su marcha hacia Cádiz, pasando durante los días siguientes por Bailen y Andújar, en dirección hacia Córdoba. Acantonado en Andújar, se enteró de que el general Echavarri, le esperaba para cortarle el paso en el Puente de Alcolea, donde se enfrento a él, con victoria francesa. Esto fue la “excusa” para que los soldados franceses iniciaran un saqueo en Córdoba, que solo terminó cuando el Cabildo Catedralicio pidió a Dupont su fin. El general dio descanso a su tropa en Córdoba, pero al tener las comunicaciones cortadas con Madrid, no tenía claras sus opciones. Las noticias recibidas le indicaban que el general Castaños dispondría en breve de un gran ejército en Sevilla. Dupont, ante el acuerdo hispano-británico, y el aislamiento de comunicaciones, decidió replegarse a Andújar, buscando la proximidad de Despeñaperros.
En lo que al corte de las comunicaciones en Despeñaperros, entre el día 4 al 26 de junio, los habitantes de la comarca interceptaron los pliegos y mensajes que se intercambiaban Dupont y Madrid, creando una situación de confusión en el general que lo desconcertaba hasta que el 26 de junio, los franceses expulsaron a los vecinos del paso de Despeñaperros. Con Andújar prácticamente abandonada, y como ella prácticamente la totalidad de los pueblos de la Campiña Norte, a Dupont le fue muy difícil conseguir víveres, realizando saqueos en los pueblos y ciudades de la comarca. El general francés, que tenía presente un inevitable enfrentamiento con Castaños, dispuso que las tropas de Vedel protegieran su retaguardia, desde Despeñaperros a Bailen.
El general Castaños elaboró el llamado “Plan de Porcuna”, que al final sufrió grandes variaciones transformándose en otro plan distinto debido al rumbo de los acontecimientos y comenzó a situar sus tropas frente a Andújar. A partir de ese momento la Campiña Norte se convirtió en un gran tablero de ajedrez, donde los movimientos de los ejércitos tuvieron como principal característica la desinformación, sobre todo en lo referido a las tropas francesas. Los enfrentamientos previos tuvieron lugar en Villanueva de la Reina y Mengibar. Los franceses, que no conocían bien el número de tropas españolas creyeron, gracias a las informaciones falsas entre otros motivos, que el objetivo principal de los españoles era tomar Despeñaperros. Y por ese motivo Vedel abandonó Bailen y se dirigió a La Carolina.
Dopunt, poco a poco fue siendo consciente de que se encontraba desprotegido por su retaguardia, al estar Bailen desguarnecido y gran cantidad de fuerzas enemigas en Villanueva de la Reina y Mengibar. Por este motivo, abandonó Andújar y se dirigió a Bailen de noche. Castaños, después de conocer la acción de Mengibar, ordenó a Reding y Coupigny que tomaran Bailen a toda costa. La sorpresa se la llevó Reding, cuando descubrió la población desguarnecida. Los franceses se habían marchado a Despeñaperros. Reding situó sus fuerzas a ambos lados del camino de Bailen a Andújar, con la intención de atacar a Dupont al amanecer en Andújar. Situó una guardia avanzada en el Ventorrillo del Rumblar y a batallones en la retaguardia, por si volvía Vedel desde La Carolina. En la madrugada del 19 de julio, la avanzadilla francesa se dio de lleno con la vanguardia española. En la noche, el ruido de la escaramuza llegó hasta el campamento español, y Reding, después de enviar a Vanegas para contener a los franceses, dio órdenes a sus oficiales y distribuyó sus fuerzas: Vanegas por el ala derecha, Reding en el centro y Coupigny en el ala izquierda. Los españoles esperaron a los franceses en una buena posición, las continuas cargas francesas se estrellaban una y otra vez contra las líneas españolas, y particularmente contra la artillería, pieza clave en esta batalla. Dupont, herido y con grandes bajas pidió el fin de las hostilidades. Las Capitulaciones serían negociadas por Castaños.
Mientras tanto Vedel, se había personado en La Carolina buscando al ejército que no encontró. Emprendiendo el regreso hacia Bailen, previo descanso en La Carolina. A su llegada a Guarromán, el fragor de la batalla y los cañonazos se escuchaban por todas partes. Después de que finalizara el ruido, plantó batalla a la retaguardia española, pero pronto fue informado de la rendición de su superior. Vedel se negaba a entrar con su contingente y el de Dufour en las Capitulaciones, pero al final se vio obligado debido a que Dopunt y sus hombres se encontraban entre Reding y Castaños, sin posibilidades de escapatoria.
Aunque la Batalla de Bailen, supuso una gran gesta para la Junta Suprema y las armas españolas, también fue una victoria para el pueblo y en concreto de los habitantes de la Campiña Norte capitaneados por la villa de Bailen. Que fueron los grandes héroes de la batalla. La lucha de guerrillas en Despeñaperros, las informaciones al ejército español sobre el enemigo, las falsas informaciones que hacían llegar a los franceses, la interceptación de postas, el avituallamiento de las tropas españolas o su enrolamiento en los batallones como soldados o guías expertos fueron indispensables para que la batalla se decantara al lado español.
Para finalizar, me voy a referir a que durante este año 2010 se han cumplido el doscientos aniversario del regreso de los Ejércitos Imperiales a Andalucía. Una vez que los franceses, consiguieron un cierto control de la península, intentaron establecer una serie de medidas para cambiar la administración territorial. Como antecedentes, tenemos la que se realizó al amparo de la Constitución de Bayona el 7 de julio de 1808. Esta primera reforma no fue más que un mero proyecto pues la victoria de Bailen y la posterior huida del rey francés evitó que prosperara. En 1810, con la nueva llegada al poder de los franceses se realizaron varias reformas territoriales, configurándose una división en prefecturas, subprefecturas y municipalidades. En esta subdivisión, se establece como una de las capitales de Prefectura a Jaén, que quedaba a su vez dividida en tres subprefecturas: Jaén, La Carolina y Úbeda. Desde la nueva llegada de los franceses, la importancia estratégica de nuestra comarca fue indiscutible, además de una importancia claramente psicológica después de la derrota de Bailen. Por ese motivo, tres de las seis comandancias militares de la provincia de Jaén, se establecieron en ciudades de la Campiña Norte: Andújar, Bailen y La Carolina. Esta división atendía básicamente a la necesidad de control militar de las tropas de ocupación, que aunque controlaban la provincia todavía tenían serios problemas para su pacificación. Las comandancias parecen ser el origen de la división en gobiernos particulares y distritos realizada durante 1810. La provincia de Jaén se dividió en tres gobiernos particulares (Jaén, Andújar y La Carolina) y dos distritos (Úbeda y Jódar). El Gobierno Militar de Andújar y La Carolina, se unificó en la misma persona, el general Blondeau, buscando un mayor control de esta zona de vital importancia estratégica. Esta división, atendería a un tratamiento del territorio más racional, desde el punto de vista militar, ya que valoraría la cercanía de las municipalidades a sus cabezas de gobierno o distrito. Así, dentro del gobierno de Jaén estaban: Torredonjimeno, Villardompardo y Fuerte del Rey entre otras. En el gobierno de Andújar: Porcuna, Lopera, Arjona, Arjonilla, Marmolejo, Villanueva de la Reina, Cazalilla, Espeluy, La Higuera, Mengibar, Higuera de Calatrava, Escañuela y Santiago de Calatrava entre otras y por último el gobierno de La Carolina con Bailen, Baños de la Encina, Jabalquinto, Aldeaquemada, Carboneros, Guarromán y Santa Elena entre otras.
La sorpresa llegó meses más tarde, cuando las victorias españolas y aliadas consiguieron desbancar definitivamente al ocupante francés, y la Constitución de Cádiz impulso nuevos aires en España".
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